viernes, 31 de enero de 2014

Cuestión de sangre - Parte 9

- ¡Si que sucedió, Tom, no estoy mintiendo! – Dice el ingenuo Frank.

- Ya no importa, tal vez camino dormida, o se golpeó la cabeza y no lo recuerda – Tommy se acerca al oído de su amigo como para decirle algo en secreto, pero lo dice lo suficientemente alto como para que yo pueda escuchar, creo que lo hizo adrede – Yo te creo, no tenes motivos para mentir, tal vez solo está confundida, no te preocupes… -

Thomas y Frank se van a hablar realmente en privado, y yo y la mujer que antes había oído nos quedamos solas. Se me acerca y se sienta en la cama en la que yo me encontraba.

- Yo sé quién sos – empieza a decir en voz baja pero con un tono amenazante – te conviene no meterte ni conmigo ni con Frank, aléjate de nuestras vidas. Te recomiendo que ocultes ese collarcito tuyo que ya muchos problemas te trajo en el pasado. –

- ¿Quién sos? – Le contesto yo en un tono normal, pero con una mirada fulminante, tratando de recordar quien era esa maldita entrometida.

- ¿No me recordas? Parece que tu cabecita sigue jugándote malas pasadas, soy la hija de la sirvienta de los Lins, Victoria y Diego Lins. –

- ¡¿Nina?!... pensaba que –

- ¿Qué pensabas, que estaba muerta? No querida, las cosas no sucedieron así… -

Una vez que Diego supo que yo era su hija se volvió loco.

- ¿Qué haces acá? Vos viniste a vengarte de nosotros, ¿no es así? Por eso te acostaste conmigo – Dijo el tratando de buscar explicaciones.

Yo estaba atónita, me había acostado con mi padre sin siquiera poder controlarme, me dolía todo el cuerpo y estaba muy cansada, no quería hablar.

- No tenía idea de que usted era mi padre, de ser así le aseguro que no habría hecho esto, solo vine a buscar explicaciones, pero al ver su enorme casa y su facilidad para acostarse con cualquier mujer que se le cruce, creo que ya tengo todo lo que necesito para irme y no volver. – Dije con toda la ira que contenía en el cuerpo.

- ¡Yo nunca estuve de acuerdo en venderte, ni a vos ni a tu hermano! –

- ¡¿Hermano?! ¿Tengo un hermano? –

Él se quedó en silencio un segundo pero luego contestó.

- Si, pero está muerto, nos enteramos hace un par de años – A medida que la oración se terminaba su voz se fue apagando.

La información era demasiada, de un día para el otro encontré a mi padre, me acosté con él, supe que tenía un hermano y que ni siquiera lo pude conocer.

Cuando el terminó de decir eso una mujer bellísima entró por la puerta, era alta y tenía el mismo color de ojos que yo, enseguida lo supe, ella era mi madre.
Al parecer ella sabía que su esposo se acostaba con mujeres por dinero ya que ni bien me vio le dijo.

- ¿Otra vez Diego? ¡Parece que no aprendiste la maldita lección! – Dijo ella muy enojada.

- Victoria tranquilízate, te tengo que decir algo –

Pero entonces mi madre se fijó en mi collar, yo quería correr y abrazarla, pero estaba casi segura que ella me hubiese rechazado.

- ¡¿Qué hace este estorbo aquí?! ¡Pensaba que habíamos aclarado las cosas con los granjeros idiotas! –

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