Un brote pequeño nacía entre la hierba cortada
en la mañana, un pequeño e indefenso brote verde. Era maravilloso, el sol leal,
lo alimentaba todos los días; la lluvia le daba de beber; la tierra, fértil y
fuerte, le propiciaba todo lo que necesitaba para crecer.
Se acercaron tormentas, pisadas, cortes, pero la
pequeña flor seguía imponiéndose ante todas las adversidades, seguía con las raíces
forjadas al suelo, con su tallo creciendo cada día más.
Un día la flor creció, un clavel rosa, hermoso y
orgulloso de su preciosa forma, había sobrevivido a todos los problemas que la
vida le había planteado. Era realmente bellísima, pero un día, un hombre
arrancó la flor de raíz, y se la regaló a una mujer, ella se alegró de verla,
lo abrazó y se besaron.
Con el tiempo la flor perdió su hermoso color,
su firme porte, y se terminó marchitando, pero una nueva flor se había formado
en ese hombre y esa mujer, una flor llamada AMOR.
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