A él
le gustaban los lentes de contacto de colores, y los usaba diariamente. A ella
no le gustaban, siempre le decía que los ojos eran las ventanas del alma, y que
usando los lentes lo único que hacía era sellar las levantas para que el resto
no pueda ver si tristeza. Ella hacía trampa, ni con todas las cortinas del
mundo ella sería incapaz de ver el alma del chico. Él se tapaba los ojos para
que no lo pueda ver, observar, sentir. Pero ella hacía trampa. Ella lo veía.
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