viernes, 21 de octubre de 2016

El adiós del Principito

Me duele el alma, me duele el cuerpo. Se siente como si hubiera quedado vacío, tan vacío que peso menos que el aíre y floto sin dirección, suspendido en un infinito negro. Te conocí y todo fue color, todo fue luz, tus ojos me llenaron de dulzura, tus manos de suavidad y calor, tu sonrisa de felicidad, tus lágrimas de profunda angustia. Antes de verte estaba anestesiado, adicto a la depresión, y vos me hiciste sentir todo tipo de cosas, me hiciste vivir y dejar de sobrevivir.

Fuiste todo para mí, y soltarte la mano fue una de las cosas más difíciles que jamás haya hecho. Me rompió el corazón tener que alejarte, me desmoroné y me caí hecho trizas, para volver a anestesiarme, para volver a sobrevivir por un rato. Y aunque estoy muy confundido, ya no quiero lastimarte, no quiero confundirte, angustiarte, sacarte más tiempo.

Necesito que sepas, que nunca jamás me hiciste mal, que me hiciste mejor persona, me enseñaste qué es el verdadero amor, me hiciste crecer. Me enseñaste a mirar las estrellas, a hablar en silencio, a sentir el calor en el frío. Me hiciste saber que podía amar y ser amado, me refugiaste en tus brazos, me acurruqué en tu pecho, fuiste mi rescate y mi lugar en el mundo.

¿Fuimos perfectos? Los dos sabemos muy bien que no. Fue un camino con muchos obstáculos y algo parecía hacerlo imposible, pero te amé como nunca amé a nadie, te amé como nunca me ATREVÍ a amar a alguien. Fue mágico, fue encantador, por momentos fue triste, muy triste, pero sobre todo fue un despertar, una primavera en mi interior. Fuiste mi primavera. Mi revolución. Mis colores entre tanto blanco y negro. Lo repito: fuiste todo para mí.

Y ahora que nuestros caminos parecen estar separados por un rato, me rompe el alma saber que por mí lloras, que por mí sufrís, porque es lo último que quise hacer, es lo que más me desgarra el corazón; pero sé, y espero, que sea para mejor, que algún día todo esto quede detrás nuestro, y podamos volver a hacernos sonreír, a abrazarnos, a contarnos cosas, a ser el refugio del otro, de una manera o de otra. Porque te conozco hace tantos años, fuiste de todo en mi vida, de un extremo al otro, pero siempre estuviste para mí, y me gustaría poder devolverte el favor. Porque te amo, y no te voy a dejar de amar, eso es algo que se con seguridad, porque aunque pasen miles de años y ya no nos veamos más, te voy a recordar siempre, y siempre, pero siempre, te voy a amar.

Lo siento mi vida, mi amiga, mi confidente, mi refugio, mis alas, mi pareja, mi desconocida más conocida, mi rosa, mi compañera, mi castillo, mi todo… Lo siento mucho, te amo.

Necesitaba que lo sepas…

“Si uno se deja domesticar corre el riesgo de llorar un poco”

No hay comentarios:

Publicar un comentario