jueves, 26 de marzo de 2015

Una roca hecha de papel

Luchando pelea tras pelea, dando lo mejor de mí, pareciendo un luchador excepcional, como si los cortes no ardieran y los golpes no me afectaran. Las espadas suenas, mi piel sangra y los moretones aparecen, pero no paso ni siquiera más de un segundo en el suelo. Siempre me levanto con una sonrisa de soberbia en la cara como diciendo: «¿Pensaste que me habías lastimado?».

Gritos por doquier, pero finjo no escucharlos, todo ese llanto, todo ese dolor tan en la superficie de todos, menos de mí. Nadie puede ver mi sufrimiento, nadie observa mis lágrimas. Soy una roca para ellos, pero la verdad es que soy una roca hecha de papel, que se vuela con el viento.

Mi mirada se mantiene fría y distante, nadie entra, pero lo único que quiero es dejarlos entrar. Tirar la espada, yacer en el suelo y permitirme llorar un rato. Estoy cansado, juro que no se si esto algún día va a parar. Cuando termina una batalla la siguiente empieza sin darme descanso, poniéndome a prueba, incitándome a más, pero ya no puedo.

– Ya no puedo – Susurro. Me dejo caer. Puedo escuchar el ruido de la espada chocando con el suelo en la lejanía. Ya no quiero pelear, ya no quiero más gritos, más llanto, más muertes. Mi cuerpo me duele, el escozor de las heridas se hace presente más que nunca, cierro los ojos, y todo sigue a mí alrededor, pero ya no lo puedo soportar. – Lo siento… –

Quería poder… en serio quería.

1 comentario:

  1. Escribes muy bien, y no leí todas tus entradas, pero realmente esta me llegó. Me ha hecho acordar a algo que escribí hace unos meses... Si quieres pasar a verlo te invito. Mi blog es www.dafisthais-the-bloglectores.blogspot.com.ar
    Realmente muy bueno.

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