sábado, 31 de enero de 2015

El veneno más dulce

Recuerdo como cada vez que le decía algo lindo cubría su cara, recuerdo su risa, recuerdo su canto, su voz, sus ojos, como arreglaba su pelo, su timidez, sus lágrimas, su baile, sus besos, sus abrazos. Lo recuerdo, la recuerdo, pero ahora es cuando me hace falta tenerla cerca y no en mis memorias. Esa vez que nos besamos bajo la lluvia, esa vez que comimos dulces hasta que nos doliera la panza, esa vez que no pudimos terminar de ver mi película favorita, esa vez que la ayudé a estudiar y terminamos cantando como desquiciados, esa vez que nos quedamos a fuera de su casa sin poder abrir la puerta.

También recuerdo la primera vez que le dije que sentía cosas por ella, la primera vez que le dije que la necesitaba, la primera vez que le dije que me traía paz, el primer “te amo”.

Y ahora que la distancia nos separa y no puedo tocar su piel esos recuerdos me atormentan a cada instante, quiero abrazarla, besarle, sin pensar en un mañana. Dentro de un mundo lleno de imperfecciones en ella es en quien encontré la perfección. Y no digo que sea perfecta, nadie lo es, pero juntos si lo somos.

Encontré en ella, en vos, mi manera de vivir feliz, encontré mi sonrisa al ver la tuya. Deseo un futuro envenenándome con un veneno que no me mata, que me hace estar en paz, que anestesia todos los golpes, del que me hago adicto cada día más, vos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario