viernes, 29 de agosto de 2014

Fantasmas olvidados

En la imagen de los mil reflejos podía observar cada perversión que se guardaba en lo más profundo y recóndito de mi ser, inclusive en aquellos pasillos y habitación privadas de mí mismo, en las que los recuerdos no se atrevían ni siquiera a asomar su desdicha, y mucho menos a profanar con sus decadencias. Mi cara, en cada multiplicación se veía desgarrada con un dejo mayor de putrefacción interior, todas mis peores facetas se veían apoyadas unas a otras gracias a los espejos que se encontraban, en frente y detrás mío, haciendo así infinito el sufrimiento de mi ser que se arrepentía profundamente y de una manera voraz de cada vez en la que alguna de esas personas tan poco ajenas tomaron el control de mi cuerpo.

Todo se volvió oscuridad, el ambiente sombrío cubría con una delgada capa de seda negra mi corazón, que ahora se encontraba sumergido en una profunda angustia, mis manos empezaron a sangrar, a causa de la fuerza con la que los presionaba con ellas mismas.

Sin embargo, aquellas facetas tan repugnantes ya no formaban parte de mi ser si no como recuerdos perdidos, semejantes a objetos en una caja del sótano de una casa abandonada, que posee como único propósito el de revisarla cada cierto tiempo para no volver a caer en las decadencias más infames e impuras de mi pasado. Y así de fácil dejo ir todas aquellas amarguras que forman parte de mi vida solo como pobres fantasmas que viven llanamente en un tiempo lejano en el que ya no habito.

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