viernes, 25 de abril de 2014

El mundo de los perdidos

Todo era tan silencioso, ni un sonido lógico ni verdadero, mucho ruido, pero a la vez, tanto silencio… 

Se tapaba los oídos para no oír las incoherencias, lo ahogaban, le presionaban el pecho, tantas idioteces juntas hacían que se desesperase al punto de querer ser sordo, o por lo menos, poder callar todas esas voces. 

Las quería reprimir, quería callarlas, aplastarlas, enmudecerlas, no lograba enfrentarlas.

Y después de todo, sus propios demonios lo consumieron, esas voces internas terminaron por ganar y se convirtió en un perdido más…

No hay comentarios:

Publicar un comentario