jueves, 6 de febrero de 2014

Tan simple como olvidar.

Me diagnosticaron alzheimer a los 65 años, desde el momento en el que el médico me lo comunicó pude literalmente ver mi vida deslizarse por mis manos. Tuve sueños en los que estaba aterrado por olvidarme quien era, veía mis memorias como si fueran arena escapando entre mis dedos.

Tengo muchísimo miedo, uno desgarrador por no recordar quien es mi esposa, el amor profundo que siento por ella es una de las cosas por las cuales odio esta enfermedad, voy a terminar olvidándola, a ella, a mis preciosas hijas, a mi preciosa nieta, mi tesoro. Es ella una de las razones por la cual me mantengo fuerte; me viene a ver con unos ojos inundados en tristeza, llenos de impotencia por no saber qué hacer, ¿y yo que más puedo hacer? le acaricio el rostro y le digo “Todo está bien Juli”, y cada vez que se lo pronuncio temo equivocarme con su nombre. Ella llora por mí, yo lo se...

No le deseo mi destino a nadie, olvidarse de las personas que amas, no poder recordar sus rostros. Cada vez que viene alguien a visitarme tengo que observar su cara con insistencia para saber de quien se trata.

Ahora estos son mis últimos momentos de conciencia clara, y tuve que hacer un gran esfuerzo por recordarlo todo, pero ahora me sumerjo en el terrible terreno del olvido, de la inconsciencia, y lo único que puedo decir es, “los amo, los amo a todos…”

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