Las lágrimas rodaban mis mejillas día a día
cuando llegaba a mi casa, recordaba las palabras “estúpido”, “idiota”, “inútil”,
que cada vez eran más frecuentes, yo lo entendía, no merecía amor.
Un día una de las palabras vino acompañada de un
golpe, no fue la gran cosa, pero con el tiempo, los golpes empezaron a ser
peores, hasta que los moretones salían, y la sangre empezaba a brotar, pero yo
lo entendía, no merecía belleza.
Un día traté de hacer un amigo, pero cada vez
que decía “hola” se alejaban, o no me contestaban, uno de ellos se rió, sin
embargo lo entendía, yo no merecía amigos.
Un día descubrí que en mi asiento había un
cartel, “CUIDADO CON EL PERRO”, pero yo lo entendía, no merecía felicidad.
Un día no merecer tantas cosas me hizo poner muy
triste, entonces me suicide, yo lo entendía, porque no merezco la vida.
Si vos sos una de esas personas que te hacen
pensar que no mereces amor, belleza, amistad, felicidad, o cualquier otra cosa,
quiero que sepas que se equivocan, CREELO. Se tienen que equivocar…
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