jueves, 30 de enero de 2014

Cuestión de sangre - Parte 8

- ¡Bianca! ¡Bianca! – La voz  se escucha ahogada, retumba en mis oídos.

De a poco el llamado urgente de la realidad empieza a ser más y más claro, es Tommy.

- ¡Está despertando! – Dice alguien, una mujer a quien no reconozco.

- ¿Qué sucedió? – Logro articular.

- Te desmayaste hace una media hora en el departamento, ¿te sucedió algo mientras ibas hacia allí? ¿Por qué fuiste a ver a Frank? – Thomas suena muy confundido y angustiado.

- Nunca lo fui a ver - ¿Qué sucede aquí? Yo me dormí esa misma noche en mi cama sin siquiera poner un pie fuera.

Estamos en lo que creo es la casa de Frank y esa mujer, supongo que es su novia o esposa.

Tom y él se miraron confundidos.

- ¿No lo recordas Bianca? Ayer viniste, tocaste mi puerta y dijiste que necesitabas mi ayuda, luego te fuiste corriendo sin dar explicaciones –

- Eso nunca pasó– Mi voz se fue apagando hasta que todo encajó. Estaba volviendo a suceder, mis vacíos, mis perdidas, mis acciones desenfrenadas.

A los 15 años, antes de conocer a Tom me decidí, fui a buscar a mis padres, ellos debían existir, necesitaba explicaciones. Mi estancia en la ciudad en la que ahora mismo me encuentro no duró mucho, solo unos cinco, seis días en los que dormí en la calle, o en alguna casa abandonada. En el segundo día conocí a un hombre mucho más viejo que yo, nos llevábamos alrededor de veinte o veinticinco años. Su nombre era Diego Lins, y aunque tenía 37 años era muy atractivo. Yo todavía no estaba del todo formada pero ya era toda una señorita. Él se me acerco de forma extraña.

- Hola, sos nueva acá, se nota por tu vestimenta rural, y al juzgar por tu suciedad diría que estás viviendo en la calle –

- Si – Respondí yo asustada, ¿Qué quería ese hombre? Pronto lo descubriría.

Se me acercó al oído, no recuerdo sus palabras exactas, pero si me acuerdo lo esencial, me ofreció una gran suma de dinero por acostarse conmigo una noche.

Yo estaba shockeada, nunca había tenido un encuentro sexual excepto por el intento fallido de Lorenzo, y no acepte, o eso creí, de un instante a otro todo se oscureció, al igual que acaba de suceder hace tan solo unos minutos.

Al día siguiente me encontraba en su cama, sin recordar absolutamente nada. Él apareció, me dijo algo así como “Me encantó lo que hicimos” y me entregó el dinero pactado, yo enloquecí, me había negado, recuerdo exactamente la palabra “No” que salió de mi boca, pero de repente recordé que lo que hice esa noche.

Como si fuera un animal que se guiara por su instinto, luego de decirle que no, me retracte y acepté su propuesta, a partir de ese momento estuve como ida, y los recuerdos parecían una película en la que mis ojos veían desde afuera de mi cuerpo, no era yo.

Luego muy alterada ante la pérdida de control de mis acciones, le dije que me quería ir, me di cuenta que estaba desnuda, me vestí y me puse el collar de mi madre, que no había usado desde que llegué a la ciudad por miedo a que me lo roben, pero necesitaba su compañía. En el momento en el que Diego vio mi collar sus ojos se abrieron enormemente, su boca empezó a temblar y me dijo tartamudeando.

- ¿Cuál es tu nombre? –

- Bianca… ¿Por qu…? – Alcancé a decir.


- Hija… - Luego de eso, mi mundo se derrumbó.

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