- ¡Bianca! ¡Bianca! – La voz se escucha ahogada, retumba en mis oídos.
De a poco el llamado urgente de la realidad
empieza a ser más y más claro, es Tommy.
- ¡Está despertando! – Dice alguien, una mujer a
quien no reconozco.
- ¿Qué sucedió? – Logro articular.
- Te desmayaste hace una media hora en el
departamento, ¿te sucedió algo mientras ibas hacia allí? ¿Por qué fuiste a ver
a Frank? – Thomas suena muy confundido y angustiado.
- Nunca lo fui a ver - ¿Qué sucede aquí? Yo me
dormí esa misma noche en mi cama sin siquiera poner un pie fuera.
Estamos en lo que creo es la casa de Frank y esa
mujer, supongo que es su novia o esposa.
Tom y él se miraron confundidos.
- ¿No lo recordas Bianca? Ayer viniste, tocaste
mi puerta y dijiste que necesitabas mi ayuda, luego te fuiste corriendo sin dar
explicaciones –
- Eso nunca pasó– Mi voz se fue apagando hasta
que todo encajó. Estaba volviendo a suceder, mis vacíos, mis perdidas, mis
acciones desenfrenadas.
A los 15 años, antes de conocer a Tom me decidí,
fui a buscar a mis padres, ellos debían existir, necesitaba explicaciones. Mi
estancia en la ciudad en la que ahora mismo me encuentro no duró mucho, solo
unos cinco, seis días en los que dormí en la calle, o en alguna casa
abandonada. En el segundo día conocí a un hombre mucho más viejo que yo, nos
llevábamos alrededor de veinte o veinticinco años. Su nombre era Diego Lins, y
aunque tenía 37 años era muy atractivo. Yo todavía no estaba del todo formada
pero ya era toda una señorita. Él se me acerco de forma extraña.
- Hola, sos nueva acá, se nota por tu vestimenta
rural, y al juzgar por tu suciedad diría que estás viviendo en la calle –
- Si – Respondí yo asustada, ¿Qué quería ese
hombre? Pronto lo descubriría.
Se me acercó al oído, no recuerdo sus palabras
exactas, pero si me acuerdo lo esencial, me ofreció una gran suma de dinero por
acostarse conmigo una noche.
Yo estaba shockeada, nunca había tenido un
encuentro sexual excepto por el intento fallido de Lorenzo, y no acepte, o eso
creí, de un instante a otro todo se oscureció, al igual que acaba de suceder
hace tan solo unos minutos.
Al día siguiente me encontraba en su cama, sin
recordar absolutamente nada. Él apareció, me dijo algo así como “Me encantó lo
que hicimos” y me entregó el dinero pactado, yo enloquecí, me había negado,
recuerdo exactamente la palabra “No” que salió de mi boca, pero de repente
recordé que lo que hice esa noche.
Como si fuera un animal que se guiara por su
instinto, luego de decirle que no, me retracte y acepté su propuesta, a partir
de ese momento estuve como ida, y los recuerdos parecían una película en la que
mis ojos veían desde afuera de mi cuerpo, no era yo.
Luego muy alterada ante la pérdida de control de
mis acciones, le dije que me quería ir, me di cuenta que estaba desnuda, me
vestí y me puse el collar de mi madre, que no había usado desde que llegué a la
ciudad por miedo a que me lo roben, pero necesitaba su compañía. En el momento
en el que Diego vio mi collar sus ojos se abrieron enormemente, su boca empezó
a temblar y me dijo tartamudeando.
- ¿Cuál es tu nombre? –
- Bianca… ¿Por qu…? – Alcancé a decir.
- Hija… - Luego de eso, mi mundo se derrumbó.
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