Me levante de lo que pareció ser un largo sueño,
estaba en un colectivo el cual se encontraba en malas condiciones y sin
conductor. Me dolía mucho la cabeza y recordaba que me había quedado dormido en
el bus yendo camino a mi casa desde la escuela y creí que estaba en la
terminal, pero no era así; la verdad es que no sé dónde me encontraba, parecía
que esa chatarra había sido abandonada hace muchos años.
Mire por la ventana y seguía sin poder ubicarme,
hasta que decidí bajarme y pedir indicaciones, sin embargo, en cuanto mis dos
pies tocaron el suelo el panorama cambió, me encontraba en la parada en la que
habitualmente me venía a recoger mi papá, pero nadie se encontraba allí, lo
cual era raro, siempre era un lugar muy transitado. Pensé que todo lo anterior
había sido un sueño, entonces simplemente no le preste atención y agarre mi
celular para llamar a mi padre y decirle que me venga a buscar, pero el
teléfono no tenía cobertura, y como no me encontraba muy lejos de mi casa
caminé hacia ella.
Una vez delante de la puerta busque las llaves,
y no las encontré, por lo cual deduje que las había perdido en la escuela o que
simplemente me las había olvidado en mi casa antes de salir. La verdad es que
no le preste mucha atención, pero las cosas parecían haber cambiado, estaban
más viejas, algunas casas estaban remodeladas, sin embargo yo no me di cuenta.
Toqué timbre convencido de que mi mamá iba a
contestar ya que siempre se encontraba en mi casa, pero no fue así, me atendió
un hombre, el cual me preguntó quién era, yo le dije mi nombre, diciéndole que
vivía ahí y preguntando quien era el, pero me dijo que había adquirido la casa
hace unos cinco años y que vivía solo. Yo no entendía lo que sucedía, toda mi
vida había vivido ahí, entonces volví a intentar llamar a mi papá, mi mamá o a
quien fuese, pero mi teléfono todavía no tenía señal.
Al no saber qué hacer y no poder contactar con
nadie desde mi celular decidí llamar desde un teléfono público al único número
además del de mi casa que me sabía de memoria, el de mi mejor amiga; sin
embargo todo me parecía distante, ella, mis padres, mi casa, como si hubiera
pasado hace ya muchos años, pero, como pensar en eso me producía un vacío
increíble en el estómago y en el corazón pensé que eran cosas de mi
imaginación.
Marqué su número, yo conocía la voz de su madre,
su padre, de su hermana, y por supuesto, la de ella, pero una tonalidad
distinta respondió el teléfono.
-¿Hola? – Me dijo la persona del otro lado.
-Emm… si, mire, yo soy Ezequiel, estoy buscando
a Emma –
-¿Ezequiel? Es imposible, está equivocado… –
En ese momento me di cuenta de que era
efectivamente la voz de Emma la que había atendido el teléfono, pero cambiada,
más gruesa, pero con el mismo toque de feminidad de siempre.
-Emma, sos vos, ¿no?, soy Eze, escúchame, en mi
casa hay un chabón que dice que vive ahí hace cinco años, no sé qué pasa y no
tengo a donde ir, ¿tu vieja no me puede pasar a buscar?–
-¿Eze enserio sos vos? – Dijo Emma con un tono
en el que se notaba angustia - Decime donde estas que ya voy.
-Estoy en Caballes al 3200, te espero – Dije yo
dando final a la conversación.
La espere por unos diez minutos hasta que un
auto moderno se estacionó delante de mí, del cual se bajó una mujer a la que yo
no conocía, pero ella no dejaba de mirarme, y la incredibilidad se notaba en su
cara.
-¡Eze, sos vos! – Dijo ella, la misma chica con
la cual había hablado hace unos momentos, mientras me abrazaba con una fuerza
increíble, como si quisiera aferrarse a mí.
-¿Emma? – Le pregunte yo incrédulo al ver que mi
amiga había crecido unos veinte años al pasar unas horas, no entendía que
sucedía yo la había visto a penas un rato antes en el colegio.
Nos quedamos los dos en silencio, ninguno de los
dos podíamos comprender como era que el otro tenía otra edad, pero su mirada
era diferente a la mía, como si no me hubiera visto hace mucho tiempo, en
cambio, yo estuve con ella apenas media hora antes. Nos hicimos varias
preguntas, y caímos en cuenta de que lo que pasaba no era normal, aunque supongo
que ella ya lo sabía; resulta que estábamos en el año 2037, cuando yo creía
estar en el 2013, veinticuatro años antes.
Ella me dijo que un día simplemente desaparecí,
no encontraron mi cuerpo ni rastros de él, la escuela hizo un duelo de dos
días, y ella y mi grupo de amigos me lloraron mucho. También me dijo que mis
padres se separaron y que mi papá se suicidó unos meses después y mi mamá se
murió luego de unos 15 años, por la angustia,
y la casa en la que vivían pasó a manos del estado. Yo le pregunte como
sabía todo eso, al mismo tiempo que secaba las lágrimas de mi cara, ella me
contestó que se había mantenido en contacto con mi familia.
Yo lo único que podía hacer era llorar, tenía 14
años al igual que veinte años antes, el tiempo no había transcurrido para mí,
solo para mi alrededor, es como si me hubiera quedado dormido y me hubiese
olvidado de vivir.
Emma me consolaba, pero no me gustaba como me
trataba, era más adulta y yo estaba acostumbrado a que nos tratáramos
diferente. Yo no sabía qué hacer, me habían dado por muerto veinte años atrás,
para el mundo ya no existía.
Después de llorar desconsoladamente un rato,
pensando en que todo lo que quería ya no estaba, que todo había cambiado, quise
ser cortés, y le pregunte a Emma que había sido de su vida. Ella siempre fue
una chica buena, nunca quiso meterse en problemas. Me contó que luego de que yo
desaparecí nuestro grupo de amigos empezó a tener muchas peleas y se terminaron
separando, terminaron la secundaria y ninguno encontró ningún amigo como lo
habíamos sido nosotros. Luego estudió en la universidad la carrera de medicina,
y a mitad de su carrera su padre falleció y
a su madre la diagnosticaron cáncer de pulmón, y luego de tres años
también murió. A los 17 años su hermana se enamoró de un chico con el cual se
fue a vivir sin terminar la secundaria, y no supo nunca nada más de ella, hasta
hace unos cuatro años, cuando la encontraron muerta por sobredosis de drogas. Además,
ella se casó dos veces y se divorció ambas, a causa de su incapacidad de tener
hijos, por la cual se encontraba muy sola.
Luego de su historia yo no pude más que seguir
llorando, yo la quería muchísimo a ella, incluso habíamos sido novios, y nos
quedamos en silencio, apreciando nuestras vidas, o mejor dicho, despreciando
nuestras vidas. Entonces fue cuando a Emma se le ocurrió una idea que le
iluminó la cara, la cual me comunicó. Yo lo pensé unos segundos, ella quería
adoptarme, igualmente antes tenía que hacer muchos trámites para hacerme un
acta de nacimiento, un documento, aunque me dijo que no sería problema, ya que
su ex esposo era juez, y como se llevaban bien, le podría facilitar las cosas.
A mí su idea no me convencía, nosotros siempre habíamos sido muy confidentes, y
teníamos un trato muy particular. Ella notó en mi cara lo que me sucedía, y con
sus palabras me terminó convenciendo.
-Ya nada va a cambiar… -
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