El inconsciente es aquello que nos permite hacer
cosas sin pensarlo, es lo que está separado del consiente, allí se guarda la
información sobre cómo reaccionar ante determinadas situaciones o los nombres
de las personas que queres. Por ejemplo, cuando tocamos una sartén caliente,
retiramos la mano antes de darnos cuenta que está caliente, eso es lo que hace
el inconsciente. Pero además, dentro de él, se guarda algo… sombrío, algo que
está allí para generarnos un equilibrio, algo que nos mantiene cuerdos, pero
nos puede llegar a destruir…
Capítulo I:
Introducción.
Era una
noche sombría, él se encontraba en un
vacío, alrededor de él solo había
obscuridad; como si el mundo se hubiera consumido en el punto en el que él se encontraba, lo único que tenía que
hacer era levantarse y correr, él lo
repitió en su mente: "Levántate y corre". Dio un salto precipitado,
sus piernas chocaban entre sí, pero lo importante era que estaba escapando;
algo, que no sabía lo que era, lo perseguía, él era presa del miedo, presa de sí mismo, del silencio y de esa
noche obscura.
De repente
paró en seco al verse enfrentado con algo que no podía creer lo que era, una
figura tan voraz, se le notaba en la mirada la maldad, parecía no existir, y él pensaba que eso no existía. ¿Cómo podía estar pasando esto? Estar parado frente
a vos mismo, a un vos al que le tenes miedo, a un vos al que queres esconder, a
un vos que vive dentro de ti.
-¿QUIÉN SOS
VOS? ¿QUÉ HACES ACÁ? – dijo él desesperado.
-¿Yo? ¿Cómo
podes preguntar eso? Yo soy VOS. – le respondió eso de una forma tranquila pero sobrenatural, como si en sus
palabras hubiera algo oculto, como si fuera una serenidad que sería
interrumpida en cualquier momento.
-NO
ENTIENDO, EXPLICATE. ¿QUÉ HAGO ACA? ¿QUIÉN SOS FLACO? – él se sentía tan confundido, no sabía quién lo había llevado a ese
lugar ni porque.
Tras esas
preguntas, eso lo agarró de los
cachetes y lo apretó muy fuerte.
-¿Qué parte
de yo soy vos no te quedo clara? Y acá, acá estas para que yo me vaya – eso sonrió y lo soltó, dejándole un gran
dolor.
Él desistió de preguntar quién era, sabía que no podía ser él, o eso
quería pensar. Ahora lo importante era lo otro, el que él estuviera allí para
que eso se vaya.
-¿Cómo que
es estoy acá para que vos te vayas? – Trató
de serenarse y de preguntar de la forma más calmada posible – No entiendo, por
favor ¿me podrías explicar? – Parecía suplicarle, incluso tal vez, lo estaba
haciendo.
-Claro,
claro que te puedo explicar – Y rió –Mira, estamos en tu inconsciente, sentite
importante, digo, ¿no?, sos una de las pocas personas que puede ver su inconsciente
por dentro. Y como notaras, es un lugar HORRIBLE, y me quiero ir, pero para que
yo me vaya vos te tenes que quedar – Una expresión de satisfacción se asomó en
la cara de eso – Y yo, yo soy todo lo
que vos no sos, pero que a veces florece por tu piel, atraviesa las fronteras.
Mirá, para que lo entiendas, todos los humanos tienen, o mejor dicho, tenemos… –
Otra vez esa expresión de gusto con lo que pasaba se dejó ver en su cara –…tenemos
un lado escondido dentro nuestro, lo contrario a nosotros, para generar un
equilibrio, el yin y el yang. Ese lado contrario lucha por salir, y de vez en
cuando lo logra, pero nunca del todo, eso es imposible. Resumiendo, yo te traje
aquí, para que me suplantes, si vos te
quedas yo me puedo ir, y vos vas a sufrir todo lo que sufrí yo, espero lo
disfrutes.
Eso comenzó a esfumarse, a desvanecerse en el aire que no existía en ese
lugar, él corrió para detenerlo,
pero, era demasiado tarde…
No hay comentarios:
Publicar un comentario