Estaban por cumplir su tercer aniversario de
casados, para cada uno de ellos habían elegido una forma de pasarlo particular.
En el primero se fueron de viaje a las afueras del país, en el segundo
decidieron disfrutarlo la mitad del día con la familia de ella, y la otra mitad
con la de él. En este tercer aniversario decidieron ponerle un algo divertido
al tema, se irían de viaje a una provincia dentro del país, pero en todo el día
no podrían separarse, estarían siempre unidos, tendrían que comer tocándose las
manos, ir al baño juntos, en todo momento tendría que haber un contacto físico.
El día esperado había llegado, ya tenían las
maletas preparadas y subidas al auto. Se despertaron a las ocho de la mañana y
desde ese momento no se separaron, como lo habían acordado. A las ocho y media
se subieron al coche, en ese momento ella tendría que mantener su mano en la
pierna, precisamente la rodilla, de él, y no separarla por todo el viaje.
Alrededor de las nueve y media encontraron un
auto volcado a un lado de la ruta, dentro había dos individuos, un hombre y una
mujer, ella le sostenía la rodilla con una voluntad férrea, mientras que él le
aferraba la mano a ella.
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