domingo, 15 de diciembre de 2013

Dividir el alma

Me encontraba caminando en una feria que se hacía una vez por mes en mi ciudad, era la primera ocasión en que la visitaba aunque yo vivía allí desde que nací y que la feria estaba más o menos hace unos 13 años, y yo por ese entonces tenía 27.

Los rumores me llevaron hasta ella, la gente comentaba que había una tienda en la cual dentro, un hombre te decía como dividir tu alma, yo soy bastante escéptico, pero me divierten esa clase de cosas.

Me costó un poco llegar, pero me di cuenta que se trataba de ella cuando ví un cartel enorme que decía “¿Quieres saber cómo dividir tu alma? Entra y averígualo”, además del precio que tenías que pagar para ingresar en ella. Sin embargo, cuando la vi noté que una persona salía, y por lo que parecía ser, estaba indignada o enfadada, o ambas mejor dicho. Me quedé un rato sentado frente a la tienda, que para aclarar era como una de las de circo, esperando a ver las reacciones de las distintas personas que entraban, algunas salían enfadadas, otras decepcionadas, pero nadie feliz ni pensativo, supongo que a todos les importaba el dinero que habían mal gastado.

Eran más o menos las cinco de la tarde cuando me decidí a entrar, dentro de la tienda había una mesa con un mantel rojo, dos sillas, una de las cuales estaba siendo ocupada por un hombre viejo con barba y canoso. Yo me senté enfrente de él, y me quedé un rato en silencio, pero cuando ya parecía que nadie hablaría él dijo:

- Generalmente la gente se piensa que lo que les digo es mentira o es una pérdida de tiempo, son ignorantes, espero que usted no lo sea, porque le aseguro que todo lo que le diré es cierto. – Yo guardé silencio y lo dejé hablar – Ciertamente el cartel que cuelga en la tienda es para atraer personas, yo no me refiero al alma de ellas, si no a sus vidas. Como dividir tu vida en partes para ser inmortal, algo tentador que todos estarían dispuestos a saber. ¿Usted quiere hacerlo? – Me limité a asentir – La mejor forma de vivir eternamente es poseer amigos y mantener a la familia unida.

Yo me quedé en silencio, que manera más idiota de ser eterno, y me dio rabia haber perdido mi tiempo allí.

- Déjeme explicarle. Cuando las personas hacen lazos con otras, cuando se quieren, cuando pasan a ser partes de las vidas de los demás y se instalan en sus cabezas, es allí cuando dividen su alma, o su vida si usted prefiere, ¿Cómo? ¿Por qué? Pasan a formar parte de ellos, y a partir de allí, aunque usted muera nunca lo van a olvidar, y seguirá viviendo, en sus corazones, y en sus mentes… - Terminó de decir el anciano.

Cuando concluyó con su explicación reflexioné en todo lo que me había dicho, entonces supe que era verdad, que tenía razón en todo lo que me contó. Me levanté, dejé el dinero que el cartel de la entraba especificaba que había que pagar, y me retiré.


Pensé en todas las personas que yo amaba y las cuales me amaban a mí también, pero entonces una pregunta llegó a mí como un golpe, ¿Qué pasaría cuando esas personas muriesen? Y como la pregunta, la respuesta también llegó inmediatamente: nada me importaría más allá de ellos, por lo tanto, no me gustaría vivir para siempre sin ellos a mi lado.

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